Pregunta: Es necesario repartir de la familia. ”Qué significa en concreto?
Respuesta: Ante todo, una llamada a las familias a la responsabilidad y al deseo de participar, de estar en el espacio público, volver a las plazas, no permanecer cerrados en casa, sino reunirse con otras familias, porque al compartir experiencias también la vida cotidiana es más fácil de afrontar y es más sencillo soportar las fatigas cotidianas. Obviamente, es necesario pedir ayuda a la política, a la economía, al mundo de los medios, que están muy distantes y prefieren tener en cuenta a los individuos en vez de a las familias, que son un bien precioso para la sociedad y sirven a la sociedad entera.
Pregunta: Las familias son una prioridad. Pero, ”cuáles son las prioridades de las familias, cuáles las intervenciones políticas y económicas más urgentes?
Respuesta: creo que hay cuatro prioridades urgentes: los impuestos, el trabajo, el desafío educativo y la sanidad. Con los impuestos, tenemos necesidad de un país que no quite a las familias con hijos sus recursos económicos. En otros países, el hijo es reconocido como un bien social. En Italia, las familias con más hijos pagan más tasas. Esto es inaceptable. La familia es maltratada y exprimida. La segunda prioridad es el trabajo; es necesario que haya ofertas laborales para los jóvenes y que se tenga en cuenta también el tiempo dedicado al trabajo, para que el descanso y el cuidado de los hijos sea posible. Hoy, muchas mujeres pierden su puesto de trabajo con el segundo hijo y continuamente hay que quitarle tiempo a la vida para darlo al trabajo. Hay que dar la batalla para salvar el domingo, el tiempo de la fiesta, que es un bien social. El tercer tema es el de las familias con problemas de salud. Nuestro "welfare" es cada vez menor, los servicios sociales tienen cada vez menos recursos, y las familias son el único sitio donde al final se ofrecen esos cuidados, donde se asiste a los débiles, donde se cuida de los padres ancianos o se está pendiente de los hijos. La familia debe ser acompañada, necesita ayuda, quizá asociándose con otras familias para estos servicios. Después está la emergencia educativa, en la cual la Iglesia se ha comprometido por decenios. Las nuevas generaciones están sin maestros. La responsabilidad educativa es de los padres, de las familias, pero también de la sociedad. Por lo tanto, alianza entre padres y profesores, las sociedades deportivas y otras. Con estos temas las familias luchan todos los días y en ellos la sociedad debe ayudarlas.