La familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer ante otras formas de convivencia, la indisolubilidad del sacramento, la posibilidad o no de dar la Comunión a los divorciados casados de nuevo. Estos son algunos de los temas que el cardenal Gerhard Ludwing Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, propone para la preparación del Sínodo sobre la familia en “La esperanza de la familia”, el libro entrevista que recoge su dialogo con Carlos Granados, director de las ediciones españolas Bac.
En la síntesis publicada por el diario “Avvenire”, el cardenal Müller explica que “el objetivo principal del próximo Sínodo debería ser la tarea de recuperar la idea sacramental del matrimonio y de la familia para transmitir a los jóvenes que se disponen a iniciar el camino conyugal o para aquellos que ya se encuentran el él, el valor necesario”. Con respecto a la Comunión para los divorciados el purpurado subrayó que para algunos “la llave del problema es el deseo de comunicarse sacramentalmente, como si el simple deseo fuese un derecho. Para muchos otros, la comunión es solamente una manera de expresar la pertenencia a una comunidad; es la manifestación de un sentimiento, el de la pertenencia a una colectividad que a su vez no conlleva otros como la identidad, el espíritu del cuerpo o el temor de ser excluido. Ciertamente, el sacramento de la Eucaristía no puede ser concebido de una manera reductora como expresión de un derecho o de una identidad comunitaria. ¡La Eucaristía no puede ser un social feeling! A menudo se sugiere el dejar a la conciencia personal de los divorciados casados de nuevo la decisión de acercarse a la Comunión eucarística. […] En esta dinámica tan peculiar, la obediencia al magisterio de la Iglesia no tiene peso, es solamente una ayuda para descubrir la tan anhelada verdad sobre el bien proprio y el bien de los demás”.