“Podemos pensar que la Virgen María, estando en casa de Isabel, escucharía a su prima y a su marido Zacarías rezar con las palabras del Salmo responsorial de hoy: “Tu eres Señor, mi esperanza, mi apoyo desde mi juventud…No me abandones en el tiempo de la vejez, cuando declinan mis fuerzas…Llegada la vejez y las canas, oh Dios, no me abandones, y yo proclamaré tu grandeza, tus acciones a todas las generaciones” (Sal 71,5.9.18)”. El Santo Padre subrayaba la importancia del testimonio de fe que María recibe de la pareja de ancianos, enriqueciendo así su joven ánimo. Isabel y Zacarías “no eran expertos de maternidad ni de paternidad, porque para ellos resultaba ser el primer embarazo, sin embargo eran unos expertos en la fe, expertos de Dios, expertos de la esperanza que viene de Él: esto es lo que necesita el mundo, de todos los tiempos. María ha sabido escuchar a los ancianos padres, estos estaban llenos de asombro, y ha conservado su sabiduría como un precioso tesoro, todo esto ha sido fundamental en su camino de mujer, de esposa, de mamá”.

Al final del Ángelus, después de haber dado las gracias a los ancianos que habían venido de todo el mundo, el Papa Francisco ha mencionado el próximo importante encuentro eclesial, el Sínodo extraordinario de la familia (5-19 de octubre), invitando a todos a rezar para que este tenga éxito y por los principales referentes de la asamblea, el secretario general del Sínodo: “El próximo domingo iniciará la Asamblea Sinodal para la familia. Está presente entre nosotros el principal responsable, el Cardenal Baldisseri: rezad por él. Invito a todos, individualmente y en comunidad, a rezar por este acontecimiento tan importante y confío esta intención a la intercesión de María Salus Populi Romani”.