Continúa de una manera intensísima el debate en el seno del Sínodo extraordinario de la familia. En la tarde del martes, Su Santidad siempre presente para acompañar a los 182 componentes, le tocó el turno a la IV Congregación general, que se ocupó de los temas con repercusiones en el trabajo moderno de la familia, los problemas a los que está sujeto el núcleo familiar en África, y la “dictadura del pensamiento único”, que trata de introducir en la sociedad “desvalores que hoy en día destruyen a la familia, debilitando a las personas y, por consiguiente, fragilizan también a la sociedad. Es muy importante, por lo tanto, recuperar en los fieles la conciencia de pertenecer a la Iglesia, porque la Iglesia crece por atracción y son las familias de la Iglesia las que atraen a las demás familias”. Además, en el transcurso de los trabajos, el Consejo Pontificio para la Familia distribuyó, a todos los padres sinodales presentes, el Enchiridion de la familia.