Es un tríptico, del III siglo y es la representación más antigua de una familia cristiana. Se trata de una representación visible en el cubículo Velado de las catacumbas de Priscila en Roma. "Representa la secuencia figurativa más antigua relacionada con la vida familiar, esta se concentra en tres imágenes: el momento del matrimonio, la maternidad y la asunción de la difunta al Paraíso", comenta Fabrizio Bisconti en un artículo publicado recientemente en el Osservatore Romano del pasado 10 de octubre. Al margen de la interpretación hecha por los especialistas, escribe Bisconti, “las tres escenas quieren – en realidad – escenificar tres momentos relevantes de la difunta, dando a entender que la vida en la tierra preparó la vida bienaventurada del más allá. El matrimonio y la maternidad, desde esta optica, representan dos “méritos”, pero también las dos etapas fundamentales de un cursus vitae ejemplar”.
“En el fresco de las catacumbas de Priscilla – prosigue Bisconti – la escena del matrimonio es central, en ella, según una tradición muy extendida hasta el siglo V, el obispo muestra las tabulae nuptiales. El obispo firma solamente como testigo, sin ninguna función legal, pero – y esto explica el significado de su presencia – garantiza que los esposos cristianos ‘contraen matrimonio ante la Iglesia y por medio de la presencia de su intermediario ponen de manifiesto el anhelo de recibir su bendición, aunque en este momento de la historía no se pueda hablar aún de un verdadero rito litúrgico, o de una participación indispensable del obispo en el matrimonio’ (Tertulliano, Alla moglie, 2, 3, 1)”.
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