El Papa Francisco hizo varias veces alusión al tema de la familia en su discurso al Parlamento europeo durante la sesión plenaria en Estrasburgo. Darle esperanza a Europa, según el Papa Francisco, “no significa solamente reconocer la centralidad de la persona humana, sino que implica a su vez el hacer lo necesario para que se puedan desarrollar los dones de la persona. Por lo tanto, se trata –explicaba el Papa –de incentivar los contextos adecuados, allí dónde se forjan los talentos y dan fruto a su debido tiempo. El primer ámbito es ciertamente el ámbito de la educación, a partir de la familia, cédula fundamental y elemento valiosísimo de toda sociedad”.
La familia, “unidad, fértil e indisoluble –prosiguió el Papa Francisco- contiene elementos fundamentales para dar esperanza al futuro. Sin esta solida base se acabará construyendo sobre arena, lo que implicará graves consecuencias sociales”. Por otra parte, “subrayar la importancia de la familia no ayuda solamente – dijo el Papa – a proporcionar prospectivas y esperanza a las nuevas generaciones, sino también a los numerosos ancianos, a menudo obligados a vivir en condiciones de soledad y de abandono porque ya no tienen el calor humano de un hogar que pueda acompañarlos y apoyarlos”.
Junto a la familia “están las instituciones educativas: escuelas y universidades. La educación no puede limitarse a proporcionar un conjunto de conocimientos técnicos, sino que ha de favorecer el proceso aún más complejo del crecimiento de la persona humana en su totalidad. Los jóvenes de hoy solicitan el poder tener una formación adecuada y completa para poder mirar hacia el futuro con esperanza, y no con desilusión”. Los miembros del Parlamento europeo fueron alentados por el Papa “para trabajar unidos en la construcción de una Europa que no gire en torno a la economía, sino en torno a la sacralidad de la persona humana y en torno a los valores irrenunciables”.
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