Acoger a los separados, encontrarse con ellos, acompañarlos y ayudarlos espiritualmente para que sean fecundos para la Iglesia: esta es la tarea que la asociación “Separati fedeli”, “Separados fieles” desempeña desde hace más de diez años.
Un camino de espiritualidad dirigido a las personas separadas que tomaron la opción de ser fieles al sacramento del matrimonio, confirmando la promesa de vivir un amor “para siempre”, yendo más allá del fracaso humano. En esto consiste la experiencia que promueve la asociación “Separati fedeli”, asociación creada en Milán en el 2001 por iniciativa de varias personas separadas con el apoyo y el aliento del Ufficio nazionale para la pastoral familiar de la Conferencia Episcopal Italiana.
Son cuatro los objetivos propuestos por la asociación a los fieles separados. Primeramente el ahondamiento de la vida cristiana y la revelación del verdadero sentido de la opción de la fidelidad, esto no implica solamente el abstenerse de una nueva relación, sino sobre todo una nueva forma de involucrarse en el camino para seguir al Señor; en segundo lugar, el llegar a ser signo de esperanza en la Iglesia y en la sociedad, testimoniando con la propia vida de que allí dónde el amor humano no se ha remplazado se puede seguir viviendo con serenidad, afrontando las dificultades por muy graves que sean, viendo en ellas ocasiones para poder crecer espiritualmente. El tercer objetivo sería el de continuar siendo espiritualmente “fecundo”, permaneciendo con los mismos compromisos cotidianos en el trabajo y en la familia, de tal manera – y esta sería la última finalidad- de poder aportar valerosamente su propia experiencia a la Iglesia, concediendo la justa medida a la problemática y al sufrimiento de las familias separadas: una riqueza que se ha de valorizar y que no se ha de desperdiciar.
Dentro de esta finalidad los miembros de “Separi fedeli”, reunidos en la realidad asociativa “Famiglie separate cristiane”, (Familias separadas cristianas), están llamados a ponerse al servicio de todos aquellos que al igual que ellos mismos viven la dolorosa experiencia de la separación, acogiéndolos de manera plena e incondicional, liberados de todo prejuicio, con pleno respeto de las vivencias personales. La asociación promueve encuentros de oración y momentos para compartir, con carácter local y nacional, además de cursos de formación. Encuentros en los que, para hacerse “una misma persona con ellos”, se está dispuesto a renunciar a ciertas maneras de cómo hacer las cosas para ir directamente a lo concreto, a la oración, quizás no demasiado formal (pero expresada de modo correcto), privilegiando siempre la relación con Dios, Padre de todos nosotros. Esta dinámica permite compartir muchos aspectos de la vida, y así de esta manera se permite la reconstrucción de la red de relaciones humanas y sociales que se habían deteriorado y en algún caso hasta destruido con los sucesos de la separación. Se trata por tanto de confrontar los vínculos que cada uno posee con los hijos, con las dificultades, las esperanzas y los sentimientos: muy a menudo son pesos gigantescos que parecen poder aplastarnos pero que en realidad del otro lado de la cruz, revelan la luz del Resucitado.