"El abandono de la perspectiva de la fe conduce inexorablemente a una falsa comprensión del matrimonio, que no está desprovista de consecuencias en la maduración de una voluntad nupcial". Para esto "el juez, al ponderar la validez del consentimiento expreso, debe tener en cuenta el contexto de los valores y de la fe - o su falta o ausencia - en el que se formó la intención matrimonial [...] Aquí está su difícil misión: No encerrar la salvación de las personas dentro de las estrecheces del legalismo". Con estas palabras el Papa Francisco se dirigió a los jueces, funcionarios, abogados y colaboradores del Tribunal Apostólico de la Rota Romana en la apertura del año judicial.
La Iglesia, prosiguió el Papa, "conoce el sufrimiento de muchas familias que se disgregan, dejando atrás los escombros de las relaciones afectivas, proyectos, expectativas comunes. El juez está llamado a elaborar su análisis judicial cuando existen dudas sobre la validez del matrimonio, para determinar si hay un vicio de origen del consentimiento, ya sea directamente por falta de buena intención, por tanto grave déficit en la comprensión del matrimonio, o para determinar la voluntad nupcial. La crisis del matrimonio, de hecho, en su raíz, no está lejos de la crisis del conocimiento iluminado por la fe, es decir, adhesión a Dios y a su designio de amor realizado en Jesucristo".
El Papa Francisco pidió a cada Tribunal eclesiástico la presencia de "personas competentes para proporcionar asistencia y asesoramiento sobre la posibilidad de introducir una causa de nulidad del matrimonio; del mismo modo, dijo, también se necesita la presencia de defensores estables, remunerados por el mismo tribunal, que desempeñen el oficio de abogados". El objetivo, explicó, sería "facilitar el acceso efectivo de todos los fieles a la justicia de la Iglesia, me gustaría subrayar que un número significativo de casos en la Rota Romana son de asistencia gratuita en favor de las partes que, por las malas condiciones económicas en las que se encuentran, no son capaces de procurarse un abogado. Y este es un punto que quiero destacar: los Sacramentos son gratuitos. Los Sacramentos nos dan la gracia. Y un proceso matrimonial tiene que ver con el sacramento del matrimonio. ¡Cómo me gustaría - concluyó - que todos los procesos fuesen gratuitos"!
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