Respondiendo a la primera pregunta, cómo adquirió la certeza de la fe, el Papa Francisco ha contado una hermosa historia sobre su familia.
«He tenido la gracia de crecer en una familia en la que la fe se vivía de forma sencilla y concreta; pero ha sido sobre todo mi abuela, la madre de mi padre, quien me ha enseñado el camino de la fe. Era una mujer que nos explicaba, nos hablaba de Jesús, nos enseñaba el catecismo. Recuerdo que el Viernes Santo nos llevaba, por la tarde, a la procesión de las candelas, y al final de esta procesión llegaba el "Cristo yacente" y la abuela nos hacía -a nosotros niños- arrodillar y nos decía: "Fijaos, está muerto pero mañana resucita". ¡He recibido el primer anuncio cristiano de esta mujer, de mi abuela! ¡Esto es bellísimo! ¡El primer anuncio en casa, con la familia! Esto me ha hecho pensar en el amor de tantas madres y de tantas abuelas al transmitir la fe. Son ellas las que transmiten la fe. Así sucedía en los primeros tiempos, porque San Pablo le decía a Timoteo: "Recuerdo la fe de tu madre y de tu abuela" (cfr. 2Tm 1, 5). Todas las madres que están aquí, todas las abuelas, pensáis lo mismo. En transmitir la fe. No encontramos la fe en lo abstracto; ¡no! Es siempre alguien que predica, que nos dice quién es Jesús, el que nos transmite la fe, el que nos da el primer anuncio. Esta fue la primera experiencia de fe que yo tuve».