Interesa a los operadores pastorales y al gran público de los enamorados, de los novios, de los esposos y de aquellos que se preparan para el matrimonio, incluidos los que se preocupan por los temas de vida de la pareja y de la familia, un precioso y completo folleto, denso de doctrina y de sabiduría humana iluminada por la fe, publicado en estos días, por S. Em. el Card. Jorge Medina Estévez, "”Estas casado o piensas casarte?" (Libreria editrice Vaticana, 4 euros)

 

En la presentación, el Card. Julián Herranz, Presidente Emérito del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, declara que, con este escrito, el Card. Medina Estévez, Prefecto Emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha respondido a la petición de Benedicto XVI, al invitar, en el Año de la Fe, en 2013, a "un cada vez más convencido compromiso eclesial a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y reencontrar el entusiasmo de comunicar la fe". El opúsculo tiene "la competencia, la pasión y el celo apostólico del creyente que se dispone a comunicar la fe con la prontitud y la claridad requeridas por nuestro particular contexto cultural", y es, pues, un insustituible subsidio para quien quiera afrontar y proseguir la vida matrimonial en la perspectiva de la fe y bajo las mejores expectativas de una elección responsable y consciente.
 

Muchos son los temas afrontados, en el caleidoscopio del matrimonio, incluido el divorcio y la nulidad, el adulterio y la fidelidad conyugal, la fecundidad, pero también la elección del cónyuge, la preparación al matrimonio, la celebración de la boda. Y, sobre todo, la visión cristiana del amor como unión sacramental entre un hombre y una mujer y de la familia como "Iglesia doméstica". "El desafío comienza conociendo la verdad sobre el matrimonio", escribe el Card. Medina Estévez. "El matrimonio cristiano se construye bajo el signo del amor" y "Amar significa dar y darse". El amor es, pues, "lo contrario al egoísmo. Es compartir, es perdonar, es servir y no convertir al otro en siervo". Por lo tanto: "Es necesario hacerse esta pregunta: ”sé lo que es el amor? ”He aprendido a amar? ”Reconozco que no siempre he sabido amar"". El modelo perfecto del amor es Dios. "Él no sólo tiene amor, sino que es amor". Y el amor de Dios es esponsal: es un amor fiel y fecundo.

El libro del Card. Medina Estévez no está sólo iluminado desde el punto de vista teórico, sino que contiene sugerencias de gran utilidad práctica, para guiar la elección justa para un "buen matrimonio", para "una unión de vida estable, realizada y duradera". "La elección del hombre y de la mujer que serán el compañero o la compañera de toda la vida es una cuestión de máxima importancia", escribe el purpurado. No puede ser realizada, pues, de forma "frívola", mirando sólo la atracción física o la riqueza material. El futuro cónyuge no es un objeto de placer. En el compañero es preciso buscar algunas cualidades "particularmente importantes y que conviene verificar oportunamente": la sinceridad, la generosidad, la laboriosidad, por ejemplo, y el respeto compartido de estos valores y principios. "Las personas prepotentes y dominantes, egoístas y soberbias, son un mal pronóstico para una vida sana y equilibrada". Una virtud que los dos cónyuges deben tener es "la capacidad de reconocer los propios errores" y, por lo tanto, la humildad. Pero, "el matrimonio no tiene sólo una dimensión material y temporal, contiene una proyección espiritual que se realiza ya en esta etapa terrena de nuestra vida y apunta definitivamente hacia nuestro destino final, más allá de la muerte, en la vida eterna". Así, "el fundamento remoto de un matrimonio feliz es la vida cristiana de aquellos que lo contraen. Una vida cristiana llena de Cristo".