Con motivo del Consejo del Pontificio instituto "Juan Pablo II" para estudios sobre el matrimonio y la familia, Emanuela Bambara ha entrevistado en exclusiva para el Pontificio Consejo para la Familia a mons. Giancarlo Petrini, Obispo de la Diócesis brasileña de Camaçari, Presidente de la Comisión Vida y Familia de la Conferencia Episcopal brasileña y Director de la Sección brasileña del Instituto, en San Salvador de Bahía.
1. Excelencia, en lo concerniente a la tutela de la familia y los menores, Brasil vive una condición contradictoria. Por un lado, está entre los primeros países del mundo en haber reconocido los derechos de la infancia, aprobando en 1990 el primer Estatuto nacional de los niños y los adolescentes; por otro lado, hoy está en primera línea en las reformas legislativas que debilitan la familia y los derechos de los pequeños. ”Cómo se lo explica?
Ciertamente, en Brasil se vive esta paradoja, confirmada por algunos sondeos publicados recientemente por algunos medios nacionales, según los cuales el 98% de los entrevistados declara que la familia es el valor y el bien más importante en la vida. La familia es todo, pero la familia es nada si todo es familia, como las últimas leyes intentan afirmar. Más que las leyes, algunas sentencias de los jueces, que han reconocido incluso las uniones "a tres". La cultura de la familia, en Brasil, se mueve en este horizonte, que representa una provocación y, a la vez, una ocasión para la Iglesia católica, para testimoniar la belleza de la familia, en la concepción cristiana. Hoy, la pastoral de la familia debe adecuarse a la nueva realidad social. Hemos comprendido que es importante comunicar sobre todo la experiencia cristiana de la familia como una explosión de alegría y de amor, a ejemplo de la Trinidad, y, por lo tanto, como don. Nuestro esfuerzo pastoral es hacer comprender y participar en el misterio de la unión indisoluble entre hombre y mujer, que realiza plenamente el hombre y al mujer en la propia masculinidad y feminidad, en comunión entre ellos y en el don recíproco de sí. En la pluralidad de "ofertas" espirituales en el mundo contemporáneo, entre las tantas opciones de uniones de amor " a la moda", que ciertas leyes intentan transformar en modelos dominantes, vence la que corresponde mejor al corazón del hombre, a su deseo de felicidad. Vence el amor que satisface, que se renueva cada día en el don y dura toda la vida.
2. ”Cuál es la experiencia del Pontificio Instituto "Juan Pablo II" en el país latinoamericano?
Somos conscientes de que la familia cristiana no es ya una opción natural de la vida de pareja, sino una opción consciente y libre, a la cual es preciso dar argumentos que no son sólo motivos racionales y reglas, sino sobre todo testimonios visibles de la alegría y del misterio del matrimonio cristiano. El contexto cultural y social es de asedio a la vida familiar a causa de tantos problemas cotidianos, del trabajo y de las dificultades económicas, y a la vez de presencia de varias formas de unión que son frágiles, porque se fundan sólo en el amor, en los sentimientos, sin compromiso, sin responsabilidad del uno hacia el otro. Los sentimientos son precarios. Los militantes de la regla única del amor basan la relación de pareja y matrimonial exclusivamente en los sentimientos, y por lo tanto creen que se puede tener varias familias en el curso de la vida, en nombre de este presunto "derecho al amor". Es la última etapa del evolucionismo. Algunos viven la experiencia del amor de forma ingenua y pasan del entusiasmo a la desesperación, cuando ven que la afectividad no dura, si no es vivida en un horizonte más alto, es como una borrachera. Nuestra misión es la de ayudar sobre todo a los jóvenes a encontrar el camino justo del corazón, de encuentro y crecimiento en la reciprocidad, en la apertura a la vida, descubriendo y viviendo la alegría y la belleza de la fe. El camino justo para cada tiempo y contexto.
