En la relación “
Santificar la Fiesta. La Familia en el Día del Señor”, dictada en Milán en el VII Encuentro mundial de las familias, ha dicho: “Un metro para medir el éxito de nuestra evangelización debe ser la fidelidad de nuestros parroquianos a la Eucaristía dominical. Esto sólo puede nacer de la familia como “pequeña Iglesia”. En familia los hijos aprenden a valorar la Misa, son educados en la participación en la Eucaristía con como una “cosa de niños”, sino como un gesto que afecta a la familia en su conjunto”.
“Vosotros –ha dicho el cardenal a los muchísimos padres y madres presentes en la sala- sois los primeros maestros de vuestros hijos. Vuestro ejemplo de fidelidad a la Misa dominical, la oración y la moralidad, hablan más elocuentemente que la homilía de cualqueir sacerdote. Cuando los niños ven que los padres aman la Misa dominical, también ellos crecen amándola. La razón por la que participáis en la Misa dominical como familia y la razón para que se instruyan en la fe en el colegio o en la catequesis, es uno de los dones más importantes que podéis dar a vuestros hijos”.
No es una misión fácil, desde luego. “Vivimos en un tiempo en el que la gente está confusa, herida y llena de miedo. Rezo apra que nuestro amor por la Misa y el estupor ante la Eucaristía aumenten. Hagamos lo que han hecho los dos discípulos camino de Emaús. Apresúremonos a decirle al mundo que Cristo está vivo”.
