En el documento que contiene los resultados de la reunión aparece el debate sobre cuestiones relacionadas con la familia, el matrimonio, la comunión para los divorciados y la educación. "Partiendo del magisterio y de la tradición de la Iglesia está claro que las personas que cohabitan en las uniones no sacramentales se privan de la oportunidad de acercarse a la Santa Comunión", sin embargo "a los que viven en este tipo de uniones se les debe acompañar pastoralmente para que– se puede leer – puedan conservar la fe y puedan continuar formando parte de la comunidad eclesial". La pastoral que acompaña a las personas que no se han casado por el rito sacramental también ha de pensar en "los niños que tienen el derecho de participar plenamente a la vida y misión de la Iglesia."

Sobre el tema de las uniones de hecho intervino Stanislaw Grygiel, a la cabeza del Pontificio Instituto de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, y Dariusz Kowalczyk, profesor en la Universidad Gregoriana y Decano de la Facultad de Teología. Ambos, al reflexionar sobre los aspectos teológicos de una eventual admisión al sacramento de la Comunión de las personas divorciadas, hicieron ver el "caos" que una tal decisión plantearía en la enseñanza sobre la indisolubilidad del vínculo matrimonial, "además, esto no ayudaría a las personas que se encuentran en esa situación y no tendría ningún efecto positivo en la pastoral".