Una pareja que se caracteriza por su vocación a la amistad y a la santificación de los hijos. Se trata de los padres de Santa Teresita de Lisieux, canonizados el domingo en la Plaza de San Pedro
"El Sínodo, al final, presentará soluciones, orientaciones pastorales, pero con estos dos santos presenta dos ejemplos concretos de santidad familiar. Santidad familiar de dos personas, en su calidad de esposos y padres, que de alguna manera supieron, me atrevo a decir, "contagiar" a su hija, no obstante la hija haya sido canonizada antes que los padres". Con estas palabras, el padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa del Vaticano, dio comienzo el viernes pasado a la sesión informativa que tuvo como protagonistas a los esposos Luis y Celia Martin, padres de Santa Teresita del Niño Jesús, canonizados el domingo 18 de octubre, en el culmen del Sínodo sobre la familia.
"Podemos comprender que el matrimonio Martin es ejemplar - dijo el postulador de la causa, el padre Romano Gambalunga - viendo cómo vivían y al contemplarlos, podremos redescubrir lo que los dos Sínodos, el extraordinario del año pasado y el actual, nos quieren ayudar a apreciar mejor: que la familia no es primeramente un lugar de conflicto, un lugar problemático, sino que es el lugar donde aprendemos a comunicarnos, donde descubrimos la belleza de la relación entre el hombre y la mujer, entre padres e hijos. La familia y las relaciones familiares funcionan cuando los esposos viven su encuentro, su historia de amor como una vocación. Es decir, que se reciben, el uno al otro, de las manos de Dios, y van hacia delante en sus vidas sabiendo que existe un hermoso designo, que han de descubrir juntos, aprendiendo a estimarse, a respetarse, y a compartir todas las situaciones de sus vidas - bellas y no tan bellas - encontrando en el otro la ayuda necesaria, el don. Asimismo, en un matrimonio es muy importante vivir la relación entre el hombre y la mujer como una amistad: en la que hay respeto mutuo, en la que los dos son aliados y comparten un proyecto común y se entreayudan para educar a los hijos. Y todo esto – vocación a la amistad, a la santificación de los hijos – el matrimonio Martin lo ha vivido ejemplarmente, prodigándose mutuamente y prodigando a sus hijos: paciencia, humildad, firmeza, ternura y confianza”.
El padre Antonio Sangalli, vice-postulador de la causa, después de narrar los dos milagros que condujeron a la canonización de los padres de Santa Teresita de Lisieux - las curaciones inexplicables de dos niños pequeños, uno con una malformación en los pulmones y el otro, una niña, con una hemorragia cerebral - hizo hincapié en que "el hecho que sean canonizados el mismo día en que fueron beatificados, el tercer domingo de octubre, Día de la Misión, recuerda que el matrimonio Martin educó a Teresa como misionera y que esta pareja, cuando ha sido invocada, suplicada por las familias en situaciones graves, se ha hecho inmediatamente cercana a ellas".