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Mujeres y trabajo   versione testuale
Intercambio de experiencias y testimonios en el Seminario internacional de estudio organizado por el Pontificio Consejo para los Laicos


Más de cien personas, mujeres, hombres y expertos de todo el mundo, participaron en el Seminario Internacional de estudio sobre “Mujeres y trabajo", organizado por el Consejo Pontificio para los Laicos, el 4 y 5 de diciembre en Villa Aurelia (Roma) .
 
Hubo varias intervenciones que se centraron en la familia, como por ejemplo la de la argentina Josefina Perriaux de Videla, que puso de manifiesto la confusión que padecen las mujeres debido a los cambios significativos que se han producido en el siglo XX: la "liberación" del trabajo doméstico, la separación entre la sexualidad y la maternidad, el acceso al ejercicio de las profesiones y sobre todo el advenimiento de la ideología de gender, que ha diluido progresivamente la identidad femenina (así como la masculina). Esta desorientación ha causado en las mujeres una dificultad objetiva para discernir lo que es un mero estereotipo cultural de aquello que constituye profundamente su propio ser. La mujer de hoy ha de reconciliarse consigo misma, por este motivo se hace urgente un juicio claro sobre su identidad. Siguiendo este objetivo, Josefina Perriaux de Videla hizo hincapié en dos aspectos, fundamentales según su opinión, en relación con la identidad femenina: el dualismo, es decir la integración mucho más íntima, en comparación con los hombres, entre el espíritu y el cuerpo (la mujer está más inmersa en su propia corporalidad); y la disposición a la maternidad, que favorece en ella la recepción de todo el ser humano. A la luz de todo esto, sólo si la mujer se reconcilia consigo misma será lo suficientemente fuerte como para hacer frente a los roles que se le atribuyen hoy en día.
La periodista Eugenia Roccella destacó algunos puntos importantes dirigidos a una adecuada armonización entre familia y trabajo. Eugenia Roccella definió como necesarios un bienestar finalizado y una política de conciliación que intervengan a nivel cultural valorizando y reconociendo socialmente el trabajo de atención, asistencia y apoyo de las fragilidades humanas del que las mujeres se hacen cargo y que constituye un patrimonio fundamental, a pesar de que queda en la oscuridad y se da por sentado.
La abogada Mina Ramírez se centró más bien en la capacidad de la familia para influir de manera positiva y enriquecer la formación y el futuro profesional de las nuevas generaciones, así como su sano desarrollo psíquico-físico. La familia, por su capacidad de transmitir valores humanos y sociales, sin lugar a dudas ha de ser considerada como el motor más potente del desarrollo de la sociedad y como consecuencia ha de ser protegida y favorecida. Para confirmar la tesis de Ramírez intervinieron Elizabeth Schiltz y Bryan Sanderson, subrayando que la maternidad y los cuidados realizados por las mujeres, por un lado producen un gran beneficio a la sociedad, desde el momento que se hacen cargo del bienestar de las generaciones futuras y de las últimas generaciones, y por otro lado favorecen el potenciamiento de toda una serie de competencias que producen un gran beneficio para el trabajo profesional.
 
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