Al margen del primer convenio-seminario del ciclo "Diálogos por la Familia" promovido por el Pontificio Consejo para la Familia, que se ha celebrado el miércoles 17 de abril bajo el lema "Familia, primera empresa", en colaboración con la Unión de juristas católicos italianos, con una gran participación de público, los relatores han sido entrevistados por Emanuela Bambara en exclusiva para el nuestro Dicasterio.
Mariella Enoc, vicepresidente de la Fundación Cariplo
Pregunta: Desde los años Ochenta, oímos hablar de capital humano y recursos humanos. Siguen siendo sin embargo sólo palabras. Los criterios de valoración de la riqueza y del beneficio son sólo el dinero y los bienes materiales. ”No es hora de cambiar? ”Cuánto vale, también en términos económicos, el bienestar afectivo y social?
Respuesta: En este momento, sería necesario hablar de BIN más que de PIB, para la valoración del estado de bienestar en el que vive la familia. Sobre todo en momentos de mayor dificultad, como el actual, algunos bienes como el trabajo y la casa son un apoyo insustituible para que la familia pueda permanecer unida. La economía se fija mucho en los individuos aislados que forman la familia y se establecen categorías: adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos, y en cambio cuesta mirar a la familia en su conjunto, como un todo. No nos fijamos en el núcleo familiar como un punto de referencia, en cuanto célula fundamental de la sociedad. Es importante que la economía y las finanzas se fijen en la familia con atención, también en lo referente al capital humano, pues ahí es donde debemos centrar el problema del desarrollo futuro.
Pregunta: ”De qué forma las instituciones de crédito financieras pueden ayudar al desarrollo de las familias?
Respuesta: Los bancos y las instituciones de crédito son entidades financieras que deben generar beneficios y dar cuenta a sus inversores, por lo tanto no es fácil. Es más fácil para las fundaciones. Yo diría, sin embargo, que también ellos deben estar atentos, porque el desarrollo económico pasa a través del desarrollo de las personas y, por lo tanto: invertir en fondos de garantía, invertir lo más posible en la vivienda, en apoyar en el momento en que se pasa del trabajo a la jubilación, o cuando no se tiene el subsidio; es en los momentos difíciles cuando las instituciones de crédito pueden ayudar y sobre todo las fundaciones bancarias, que como misión tienen precisamente la de sostener a las familias y a los proyectos que desarrollan la identidad de la familia y el servicio que la familia ofrece a la sociedad.
