La vigilia de oración y de ayuno por la Paz en Siria, Medio Oriente y en el mundo, el sábado 7 de septiembre en la plaza de San Pedro, comenzará con el rezo del Santo Rosario a María, Reina de la Paz, cuya festividad se celebra el 8 de septiembre.
El Papa Francisco muchas veces ha repetido la invitación a las familias y a todos los creyentes a rezar el Santo Rosario, como la Virgen pidió a Santo Domingo, a Santa Bernardita en Fátima, prometiendo su protección especial y grandísimas gracias. «¡El Santo Rosario, la oración a Jesús y a la virgen María, la oración hecha juntos, es un momento precioso para hacer ahora más sólida la vida familiar y la amistad! ¡aprendamos a orar más en familia y como familia!», ha dicho el Papa Bergoglio en la audiencia general del primero de mayo. También el Papa Juan Pablo II, al inicio de su Pontificado, exhortó a todos a «no tener miedo de abrir la puerta a Jesús y rezar el rosario sobre todo en familia, porque es una ayuda eficaz para mitigar los efectos devastadores de esta la crisis actual».
En el Santo Rosario se contempla la vida de Jesús y el fundamento de nuestra vida cristiana. «En compañía de María, la primera que lo acogió, es más fácil ver y amar a Jesús», afirma el Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Mons., Vincenzo Paglia, en su comentario al Santo Rosario ( Edic. San Paolo). «Rezarlo en familia es mucho más bello, porque afianza todo en el amor».
El Santo Rosario nos reúne a todos, haciéndonos contemporáneos a Jesús: Junto a María vivimos con Él, amamos con Él, pensamos con Él, recorremos las calles y las plazas con Él, cambiamos el mundo con Él. Por lo que, el Santo Rosario es también una energía de Paz, declara Mons. Paglia. Por eso, el Papa Wojtyla decía: «No se puede rezar el Rosario sin sentirse implicados en un compromiso concreto de servicio a la Paz».